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La pandemia económica Milei es peor que la del covid

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El desmoronamiento de la actividad y la depresión de los salarios en apenas tres meses de gobierno de Javier Milei tienen la magnitud de las crisis derivadas de la pandemia del coronavirus o de los impactos económicos devastadores de una guerra.

La pandemia económica Milei es peor que la del covid

El derrumbe de indicadores macroeconómicos en tres meses de gobierno de Javier Milei es similar al colapso derivado de la pandemia o de una guerra.

La magnitud de la caída en un lapso tan breve es impactante porque se produjo sin ningún evento local o externo que la provocase, sino por una estrategia deliberada de hundir la economía a partir de un diagnóstico desvariado acerca de cuáles son las restricciones coyunturales y estructurales del crecimiento local.

No existe mucho misterio si se desafían leyes económicas básicas con un análisis equivocado. Las políticas de ajuste –en este caso, salvaje- derivan en recesión y hasta en depresión si no se interrumpe ese círculo vicioso. El saldo provisorio de estos meses del gobierno de Milei es terrible y la promesa oficial de continuar por este sendero adelanta que recién ha comenzado el proceso de destrucción.

Es un desmoronamiento brutal que sólo la deshonestidad intelectual de la secta de economistas de la city, con el eco entusiasta de políticos dialoguistas y analistas mediáticos oficialistas, puede naturalizar y adjudicar a la herencia económica del gobierno anterior.

Qué pasó en la economía durante la pandemia del coronavirus

La pandemia fue un acontecimiento global inesperado con descensos abruptos de la actividad por la interrupción del suministro de insumos industriales, el cierre provisorio de comercios y el confinamiento de millones de personas (trabajadores) en sus casas para enfrentar un virus mortal hasta el descubrimiento y distribución masiva de vacunas.

En Argentina, los primeros meses de la pandemia mostraron indicadores económicos dramáticos: la Cepal informó que la actividad se contrajo 12,6% interanual en el primer semestre de 2020 debido al retroceso de la inversión (28,7% interanual),  consumo privado (14,5%), exportaciones (8,7%) y consumo público (5,5%). Hubo pérdida de empleos y aumento de la pobreza, ambas variables parcialmente compensadas con programas de transferencia directa de dinero a personas (IFE) y empresas (ATP).

En esos meses traumáticos del 2020, el gobierno nacional dispuso medidas para enfrentar la crisis sanitaria y económica. El programa de ATP implicó la postergación o reducción de las contribuciones patronales destinadas al sistema previsional, el pago por parte del Estado del 50% del salario de los trabajadores registrados del sector privado (un pago mínimo equivalente a un salario mínimo y un máximo equivalente a dos salarios mínimos), la actualización del seguro de desempleo por un monto de entre 6000 y 10.000 pesos (entre 80 y 130 dólares) y un subsidio del costo financiero de los créditos destinados a los trabajadores independientes.

A la vez, el IFE fue un programa que consistió en una transferencia monetaria de 10.000 pesos (130 dólares) para los trabajadores informales y para los independientes que pertenecían a las categorías más bajas del monotributo, del que se hicieron tres pagos hasta octubre del 2020.

Esta conocida descripción de esos momentos críticos es necesaria recordarla para contextualizar la dimensión de la pandemia Milei, puesto que ésta no tiene ni existen previsiones de políticas compensadoras a un ajuste brutal. La convierte de este modo en algo peor para trabajadores y empresas que la crisis del coronavirus.

Qué pasó en la economía de Israel por el conflicto con Hamas

La economía israelí sufrió una de las peores caídas de su historia después de que el conflicto con Hamas paralizara las empresas, provocara la evacuación de sus hogares de un porcentaje importante de la población y obligara al ejército a llamar a filas a cientos de miles de reservistas.

El Producto Interno Bruto se contrajo 19,4% anualizado en los tres últimos meses del año pasado, en términos desestacionalizados, según las cifras preliminares. Esta cifra fue peor que las estimaciones de una encuesta de Bloomberg entre analistas, cuya previsión media era de un descenso de 10,5%.

“La publicación de los datos económicos pone de relieve el grado en que la economía israelí se ha visto afectada por el conflicto, sobre todo por el lado de la actividad privada”, dijeron en un informe los economistas de Goldman Sachs Group Inc. Tadas Gedminas y Kevin Daly.

La convocatoria a filas de los reservistas, que representó aproximadamente el 8% de la mano de obra, provocó restricciones comparables a los cierres impuestos durante la pandemia del covid-19, causando un repentino desplome de la fabricación, sacudiendo el consumo y vaciando brevemente escuelas, oficinas y obras de construcción.

La estimación de crecimiento del Banco de Israel para 2024 es del 2%, mientras que el Ministerio de Hacienda calcula 1,6%. Esta evaluación es el primer informe oficial de los estragos de la guerra en el PIB.

La guerra Milei tendrá peores resultados según el último Relevamiento de Expectativas de Mercado elaborado por el Banco Central. Las principales consultoras estiman una caída promedio de la economía de 3,5% en el 2024. Es un cálculo optimista en línea con el sesgo histórico de los brujos de la city, que ponderan en forma positiva las políticas económicas conservadoras –ahora las de Milei, antes las de Macri- y lo hacen en sentido negativo a las heterodoxas –así fue en los gobiernos de CFK y de Alberto Fernández-.

Qué pasó en el inicio de la pandemia Milei o la guerra Milei

Los últimos informes del Indec son impresionantes por la magnitud de la caída registrada en dos actividades clave de la dinámica del crecimiento económico: la industria y la construcción.

Cada uno de los trece insumos de la construcción relevados por el Indec contabilizó retrocesos con un promedio general de -21,7% interanual de enero (el mes anterior, la caída había sido de 12,2%). El rubro más afectado fue Asfalto con el derrumbe de 61,9% explicado por la paralización inédita de la obra pública.

Resultados tan pésimos en la serie histórica del indicador de la actividad de la construcción del Indec se encuentran en los primeros meses de la pandemia del covid.

El índice industrial del Indec de enero pasado registró una debacle de 12,4% interanual, que se suma a la caída del 12,8% del mes anterior. La magnitud de la caída también es parecida a la contabilizada en los peores meses del coronavirus. Es notable el retroceso de 6,4% en la producción de alimentos considerando que se trata de bienes básicos de los hogares.

Cómo seguirá la industria en el resto del 2024

Las perspectivas no son alentadoras según la reciente encuesta elaborada por la Unión Industrial Argentina a más de 700 empresas a lo largo de la primera quincena de febrero.

El Monitor de Desempeño Industrial de la UIA, a partir de este relevamiento, se ubicó en 29,9 puntos, el nivel más bajo de la serie y tuvo una caída de 6,9 puntos porcentuales respecto al mismo mes del año pasado. Detalla que se registraron las cifras más bajas de la serie en las variables producción y ventas, al indicar una agudización de las dificultades en el entramado productivo industrial, especialmente en las pymes, que tienen una participación del 96% en la muestra.

Esta situación derivó en más empresas con dificultades para hacer frente a los pagos (salarios, proveedores, compromisos financieros, servicios públicos e impuestos). La posibilidad de la ruptura de la cadena de pagos con incumplimientos y quiebras generalizadas pone bajo tensión toda la estructura industrial y comercial. En este marco hubo un cambio de tendencia en el indicador de empleo, que hasta el momento era el que evidenciaba mayor estabilidad. Se anotó el porcentaje más alto de empresas con reducción del empleo.

Las empresas consideraron que su situación económica está peor que hace un año y esperan el impacto negativo en el consumo, la merma de la obra pública y la menor actividad de otras firmas. Por eso, sólo el 30% de las consultadas evalúa que es un buen momento para invertir en maquinaria y equipo, midiendo de este modo el mínimo de este indicador de la serie histórica del relevamiento de la UIA.

Cuál fue el impacto en las pymes

El informe de CAME muestra un saldo aún peor para las pymes: en enero de este año, las ventas minoristas de las pequeñas y medianas empresas experimentaron una significativa disminución de 28,5% en comparación con el mismo período del año anterior, según la medición a precios constantes.

En el sensible rubro Alimentos, CAME detalló que las ventas tuvieron un derrumbe del 37,1% en enero respecto al año anterior a precios constantes, y registraron un retroceso del 13,2% en la comparación mensual.

Para explicar que «fue un mes de muy pocas ventas, donde incluso los sectores de mayores ingresos se volcaron a productos de segundas y terceras marcas. Desde los comercios comentaron que recibieron aumentos semanales de entre 5% y 10% y que al trasladarlos directamente al consumidor frenaron las ventas».

En otro rubro clave de los hogares (consumo en farmacias), CAME informó que las ventas se desplomaron 45,8% anual en enero a precios constantes y 7,9% en la comparación intermensual. Fue un pésimo mes para las farmacias que se quedaron con un stock importante frente a la drástica caída de los despachos.

Empresarios consultados por CAME señalaron que las cifras de enero parecen las de un mes donde nadie se enfermó. Pero la visión cambia cuando se mira el componente de ese declive, donde el rubro más perjudicado fue el de Cuidados Personales. “La gente está comprando sólo medicamentos esenciales, de la parte de cosmética y perfumería preguntan los precios, pero normalmente no se llevan nada”, informó el dueño de una farmacia a la encuesta CAME.

Destrucción de los ingresos de los trabajadores

El economista Lorenzo Sigaut Gravina compartió en su cuenta de la red X la siguiente información: en enero de 2024 el RIPTE (salario promedio de trabajadores del sector privado) volvió a quedar por debajo de la inflación (14,7% vs. 20,6%) y acumula en dos meses un desplome en términos reales de 18%.

Para dar cuenta de la brutalidad de esta caída vale la siguiente comparación: el derrumbe del salario privado en 60 días de pandemia Milei es igual a la pérdida acumulada en cuatro años del gobierno de Mauricio Macri. En moneda constante, significa salarios equivalentes a los de mayo de 2005.

Al mismo tiempo, los y las jubiladas han padecido la licuación de sus ingresos. El 43% del ajuste del gasto público de enero recayó en los jubilados por efecto de la inflación y el virtual congelamiento de sus ingresos.

No hay registro previo en el que el índice de salarios privados tenga un retroceso de esa magnitud en sólo dos meses. Es necesario remontarse al año posterior del estallido de la convertibilidad (2002), a la hiperinflación de 1989 o al comienzo de la dictadura militar en 1976 para encontrar semejante contracción en términos reales del salario.

La pandemia Milei es demoledora por la rapidez en el daño que causa sin que se vislumbre por ahora antídotos potentes para neutralizarla.

Alfredo Zaiat
Por Alfredo Zaiat
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